Para la mayoría, el desconocimiento, nos hace pensar que un dron es un juguete para niños, hasta el punto de que si vemos a un alumno manejando uno lo consideramos un padre con el juguete de su hijo. No olvidemos que, desde el 2015, los drones han sido el juguete de Navidad más vendido. Pero además de ser un juguete, el dron se está comenzando a utilizar profesionalmente y su uso sigue un crecimiento exponencial en diferentes sectores productivos.
Según el reciente estudio realizado por PwC el mercado de los drones moverá en cada año 127.000 millones de dólares a nivel mundial, fundamentalmente dentro del entorno profesional.
Sectores como la logística, las emergencias, la agricultura o la construcción, son en la actualidad beneficiarios de su uso, pero poco a poco y de una forma vertiginosa se van extendiendo a la mayoría de las actividades profesionales. En la actualidad, es difícil encontrar una actividad productiva en la que el dron no sea de utilidad
Pero, ¿Qué puede aportar los drones a la prevención de riesgos laborales?.
Para realizar este análisis debemos diferenciar dos aspectos del uso dron:
1. como herramienta trabajo en determinados puestos y actividades y
2. su utilización por los técnicos de prevención para desarrollar sus actividades.
En el primer caso, el dron se convierte no sólo en una herramienta de trabajo que mejora la calidad y productividad de éste, además es un elemento que ayuda a reducir el riesgo del trabajador como, por ejemplo, en el sector eléctrico y las telecomunicaciones donde actualmente los trabajadores tienen que escalar las torres con el consiguiente riesgo de caídas en altura, o el sector minero donde el uso de drones puede ofrecer un valor significativo, ya que pueden reemplazar a los humanos en trabajos peligrosos. Es decir, el dron nos ayudará a cumplir el principio preventivo establecido en la ley de prevención “eliminar el riesgo en su origen”.
En el segundo caso, los técnicos que basan muchas de sus actividades en la observación y la medición con el dron pueden observar en zonas en la que la propia observación conlleva un riesgo sin entrar el contacto con él. Los ojos del técnico ya pueden desplazarse donde hasta ahora o no podían o era dificultoso y arriesgado llegar. Con el dron podemos hacer mediciones sin entrar en las zonas donde medimos o podemos supervisar el estado de las protecciones de una obra, ver el anclaje de una red o una protección donde hasta ahora no podíamos o analizar los movimientos de las personas durante un simulacro de evacuación, permitiéndonos, algo muy importante en prevención que es dejar constancia documental de lo supervisado.
Los drones y sus diferentes usos profesionales no son un futuro, son un presente clave en la racionalización y seguridad de muchos puestos profesionales, entre ellos el técnico de prevención: por seguridad, por calidad de los trabajos, como por la reducción muy significativa de los costes, factores muy importantes desde un punto de vista preventivo.
Por ello, los drones van a representar un cambio fundamental en la forma de trabajar de los prevencionistas, más cuando la rapidez de los avances tecnológicos aplicados a los drones evoluciona día a día.
En consecuencia, los técnicos de prevención necesitaremos formarnos y disponer de la habilitación como pilotos de dron y en las diferentes técnicas y metodologías aplicadas a la prevención de riesgos laborales como el tratamiento fotográfico, las medidas de seguridad en su uso y sus diferentes aplicaciones. En caso contrario, los técnicos nos quedaremos desfasados. Hace años, cuando alguien comenzaba a trabajar como técnico de prevención en las entrevistas de trabajo se nos preguntaba si teníamos carné de conducir, ahora se nos preguntará si tenemos carné de piloto de dron.
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